La ventilación mecánica de doble flujo es un sistema que permite mantener una constante renovación aérea en la vivienda sin la necesidad de abrir las ventanas. Además, obtiene un aire de mayor calidad y evita pérdidas en la temperatura confort del hogar, entre otros beneficios.
Cuando queremos ventilar nuestra vivienda, lo tenemos claro, abrimos las ventanas durante un rato. Sin embargo, esa renovación aérea que se consigue resulta únicamente momentánea, pues en cuanto cerramos se regresa a la misma estanqueidad que existía con antelación. Con las antiguas carpinterías, al no tener la excelencia actual, incluso con las ventanas bien cerradas se solía dar una cierta filtración de aire que ayudaba a su cambio en el interior. Pero la cada vez mayor impermeabilidad de nuestras técnicas modernas ha permitido una hermeticidad que, si bien hace que no se cuele el frío o el calor, ha erradicado dicha ventilación infiltrada.
Esa aireación se complica aún más si vivimos en grandes ciudades, ya que al abrir las ventanas lo que suele penetrar en nuestras casas es un aire de mala calidad derivado de la contaminación atmosférica. Y en plano energético, esta práctica termina requiriendo unos mayores consumos al tirar por tierra el trabajo de climatización de nuestros radiadores o bombas de calor que previamente habían enfriado o caldeado las estancias.
Para terminar con este problema se creó la ventilación mecánica de doble flujo, una tecnología que aún mucha gente desconoce, pero que supone toda una revolución en la salubridad del hogar al evitar la aparición de humedades, la eliminación de ácaros y bacterias consiguiendo un aire más puro y una eficiencia energética constante al ser compatible con calefactores y acondicionadores.
¿Qué es la ventilación mecánica de doble flujo?
Se trata de una red de ventilación que consta de dos bocas: la boca de insuflación, que lleva aire a las zonas secas de la vivienda como el salón, el comedor o los dormitorios, y la boca de extracción, que recoge el aire de las áreas más húmedas como son el baño, el aseo y la cocina. De esta manera se logra una sostenida reposición que aumenta la calidad respiratoria al vaciar la vivienda de aire viciado y generar uno más limpio del que nos podríamos encontrar en el exterior.
Hay que añadir que la ventilación de doble flujo se halla siempre en funcionamiento, 24/7 como se dice ahora. Y es que la necesidad de airear el inmueble es indispensable, por lo que una vez instalado ya siempre estará encendido. Pero espera, no te asustes, pues en tu factura de la luz apenas se reflejará su utilización al tan solo requerir de un gasto energético similar al de una bombilla de bajo consumo, unos 40w.
Aunque eso no es todo porque encima podrías ver reducida tu facturación debido a que te ayudará a que no se disparen tus necesidades de climatización al recuperar el frío o el calor del hogar.
Un aire nuevo que aprovecha el frío o el calor de la casa
¿Cómo consigue esto? Pues en realidad es más sencillo de lo que parece a primera vista. Los conductos de entrada y salida del aire se cruzan con su pieza clave: el recuperador de calor, un mecanismo de alta eficiencia donde, sin mezclarse, intercambian la temperatura que contienen. Es decir, en invierno el aire frío que se extrae de la calle recibe la mayor parte del calor de la casa (alrededor del 80%), llegando a las estancias con una temperatura agradable. Y lo mismo ocurre en verano, pero a la inversa, el aire caliente del exterior se intercala con el frío que se expulsa del interior, cambiando su graduación hasta adquirir el tono del que se goza en la vivienda.
Otra gran característica de los recuperadores de calor es que incluyen filtros para la mejora de la calidad del aire. Con esta purificación se previene la aparición de patologías respiratorias y resulta muy beneficioso para la salud de aquellas personas que ya sufran de asma, alergias u otros problemas al otorgarles un aire sin polen, ácaros, alérgenos y otras impurezas.
Más ventajas
Aparte de lo mencionado, con la ventilación mecánica de doble flujo se obtienen otros beneficios como:
- Un mayor confort térmico. Al no tener que abrir las ventanas se evita la entrada del aire frío o caliente de fuera.
- Insonorización. A la vez se reduce la percepción de los ruidos del exterior, mejorando el aislamiento acústico.
- Eficiencia energética. Gracias al recuperador de calor se consigue un ahorro cercano al 20% en calefacción y refrigeración.
- Mejora de la certificación energética de la vivienda. Dicho ahorro en el consumo supone un aumento en la clasificación de la casa en el certificado energético y, por consiguiente, una revalorización de la misma.
- Menor suciedad. Al tener durante más tiempo las ventanas cerradas se cuelan menos deshechos, polvo o insectos en el hogar.
- Eliminación de olores y desperdicios. Con esta red de ventilación los olores de la cocina o el baño, así como de los agentes químicos de limpieza se erradican de forma inmediata. Al mismo tiempo, también ayuda a reducir el serrín o los residuos de pequeñas reformas caseras.
- Adiós a la condensación. Al renovarse el aire de modo continuado ya no se empañan los cristales ni se crean humedades o mohos en las paredes.
Instalación y precio de la ventilación de doble flujo
La instalación de un sistema de ventilación mecánica de doble flujo es fácil y rápida al no necesitar grandes obras. Es muy recomendable hacerla si se dispone de un doble techo, ya que la colocación de los conductos se podrá realizar de una manera más cómoda.
A la hora de decantarse por este tipo de ventilación hay que saber que se puede optar por dos modelos:
- Ventilación de doble flujo independiente. Los ventiladores que hacen circular el aire para introducirlo y extraerlo están separados del recuperador de calor, por lo que su puesta a punto suele resultar más compleja.
- Ventilación de doble flujo compacta. Es un mecanismo centralizado donde los ventiladores se encuentran acoplados al recuperador. Por ello, es más sencillo de instalar y menos costoso que el independiente.
En cuanto a su precio, este dependerá de las dimensiones del inmueble, aunque en ningún caso supone un montante muy elevado, entre unos 2.000-4.000 euros de media. Además, la inversión se recupera en unos pocos años al permitir ahorrar buenas sumas en calefacción y refrigeración.
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